lunes, 10 de agosto de 2020

Ronda de solos




Óscar Reloj Casius (entenderá la broma quien lea el libro con atención) es un músico de jazz que, cuando llega a Asturias para celebrar un concierto en la sala Barbados (sus tres compañeros vendrán un par de días después, desde Teherán), se lleva la desagradable sorpresa de descubrir que le han robado su saxofón en el aeropuerto. Pone la correspondiente denuncia ante la policía y, durante un par de jornadas, se dedicará a vagabundear por Avilés en busca de una tienda de música donde hacerse con un nuevo saxofón. Pero ese rastreo, lejos de plegarse a parámetros canónicos, está más bien modulado por la improvisación típica del jazz: Óscar camina por las calles, observa a la gente y se deja llevar por una magia urbana casi cortazariana … Dejemos que sea él mismo quien nos explique la situación: “Siento que el mapa de Avilés todavía es un desconocido, que antes de estar seguro de que estoy perdiendo el tiempo debo cartografiar cada centímetro cuadrado de este mundo. No estoy navegando por un río con principio y fin. No estoy resolviendo un puzle con todas las piezas a la vista. No estoy leyendo una novela que permita la trampa de curiosear en la página final. Realmente estoy solo en un lugar desconocido” (p.42).
Esa desbúsqueda le hace encontrarse consigo mismo, con aquel niño al que sus padres encomendaron a un profesor de guitarra y que, al descubrir cierta tarde un disco legendario de Miles Davis, se sintió ya para siempre atrapado por los anzuelos del jazz, ese ámbito cuyos solos constituyen “instantes encadenados de ingenio” (p.37) y cuyo hábitat natural “es la encrucijada” (p.75). Por un lado, Óscar se sabe músico, así que su trabajo consiste en “envolver sorpresas en papel de regalo” (p.93); pero en estas horas aciagas en que deambula de un lado a otro sin su saxofón, el abatimiento lo erosiona: “Me abro a las confesiones: que no me siento un músico real, que soy más bien un no-músico, un tipo con cuatro sentidos, que soy testigo a cámara lenta de mi fracaso” (p.62).
Libro de sonidos y silencios, de búsquedas externas e internas, de revoluciones y resignaciones, esta Ronda de solos constituye una interesante narración del madrileño José Luis Carrasco, que publica el sello Boria Ediciones con una gran ilustración de cubierta de Diana Escribano Henarejos.

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