Hay dos objetos relacionados con la tradición religiosa católica que se han convertido en auténticos filones para la imaginación popular: el arca de la alianza y la sábana o síndone que se conserva en Turín. De la primera se han encargado poetas que la convirtieron en metáfora, novelistas que la han utilizado para ficciones incluso buenas (la de Julia Navarro en La hermandad de la Sábana Santa se lee con placer, y la de Felipe Botaya en su obra Kronos es especialmente seductora) e incluso famosos directores de cine que la explotaron con singular visión comercial (el nombre de Steven Spielberg es paradigmático). Y de la segunda se han escrito genialidades, tonterías, simplezas, extravagancias y un número tan alto de bobadas, manipulaciones, mentiras, disparates y sandeces que el lector (y si me apuran incluso el creyente) se siente tentado de confinar el asunto en el desopilante terreno del esoterismo. (Recuerdo que mi primera lectura sobre el tema me vino desde las páginas de un libro mohoso firmado por un tal Renato Llanas de Niubó, allá por los primerísimos años 80, cuando era un adolescente).
Pierluigi Baima Bollone, que es médico, profesor de Medicina Legal en la universidad de Turín, científico reconocido y ensayista solvente (él fue quien en el año 1998 determinó que los restos de sangre de la sábana eran del grupo AB), se ha aproximado nuevamente al tema. Y el resultado es este libro que traduce una misteriosa persona cobijada bajo las siglas M.P.V. para la editorial Algaida. Son casi trescientas cincuenta páginas sólidamente encuadernadas, con un formato de bellísima factura, donde a través de once capítulos perfectamente organizados y documentados el profesor italiano nos conduce por la historia de tan singular como enigmático objeto. Primero nos explica qué es la sábana, qué imágenes tenemos de ella (imágenes no manipuladas, obviamente); luego reflexiona sobre los restos de sangre y polen que aparecen entre sus hilos; después se aproxima a otros sudarios de no menor curiosidad, como el que se conserva en Oviedo; nos relata todas las vicisitudes históricas que ha sufrido la síndone (traslados, ventas, incendios, etc); nos acerca a sus representaciones en el mundo del arte; expone las evidencias de carácter científico que sobre ella atesoramos; y desmiente algunos mitos que se le han vertido encima. Por ejemplo, nos dice que aún no ha podido determinarse si sobre la zona de los ojos hay restos identificables de monedas acuñadas durante el período de Poncio Pilatos. Es evidente que demostrar la existencia de esos rastros «confirmaría la autenticidad de la Sábana» (p.343). Además de estos interesantes datos, expuestos con una prosa limpia y de gran rigor, el Dr. Pierluigi Baima no elude pronunciarse también sobre cuestiones de gran interés que, tangencialmente, se relacionan con la Sábana Santa. Así, conocemos en estas páginas su opinión sobre la novela de Dan Brown, la película rodada por Mel Gibson, los templarios, el mundo artúrico, el santo Grial o polémicas tan ruidosas como las que se montaron alrededor de Leonardo da Vinci (al que durante un tiempo se creyó «fabricante» de la Sábana), el supuesto sepulcro del hermano de Jesús o el evangelio de Judas.
No estamos, obviamente, ante una novela, sino ante un libro divulgativo y de ensayo, donde se nos intenta trasladar la mayor cantidad de informaciones verídicas posibles (el profesor se ciñe siempre que puede a los datos científicos), pero no recuerdo haber leído en los últimos años demasiadas obras tan interesantes como ésta. Consigue atrapar al lector con la amenidad de sus párrafos, no le oculta en ningún momento sus convicciones (Pierluigi Baima Bollone cree en la autenticidad de la síndone), pero se niega a ocultar los ángulos oscuros y las manipulaciones interesadas de las que ha sido objeto. Al final, lo que tenemos en las manos es un volumen serio, convincente, loable y que nos permite conocer los entresijos de uno de los misterios más impenetrables de nuestra historia cultural. La hermosa presentación del tomo (docenas de fotografías en color, recortes de prensa, datos técnicos, etc) contribuye a que la lectura de esta obra que nos ofrece el sello Algaida no sea sólo un enriquecimiento para la inteligencia, sino también un deleite para los sentidos.