Después de que en 1988 apareciese un curioso ejercicio
bibliográfico, al que se tituló Oratorio
Barroco, y del que se editaron 300 ejemplares numerados y firmados por sus
autores (Santiago Delgado como responsable del texto, e Ignacio García como
dibujante), con elegante formato y una carpeta envolvente de color malva,
fabricada con cartulina Canson, ambos autores se embarcaron en otro proyecto
igualmente curioso, pero más trascendente. Se trataba de idear un tarot que
tuviese ambientación en figuras, lugares, costumbres y anécdotas de la región
de Murcia, y que como tal resultara más cercano y simpático al público de esta
tierra. En enero de 1989, la exquisita edición estaba dispuesta: 3000
ejemplares y estuche alargado para guardar las cartas.
Quizá lo que más llama la atención de este mazo de
cartas es el inteligente juego de equivalencias que Santiago establece con el
tarot tradicional, y el hermoso equilibrio que intenta mantener para que toda
la región se sienta de algún modo representada en el mismo. Así, Santiago
intenta “traducir” a la murciana todos los arcanos, en un esfuerzo ciertamente
notable, donde Cehegín, Lorca, Cartagena, Archena, Fortuna, el Mar Menor y
otras localidades se vean reflejadas y, por tanto, también incorporadas.
Una obra elegantemente editada y de agradable lección
(hay párrafos de un memorable humorismo), que nos revela otra de las facetas
creadoras de Santiago Delgado: la de intelectual curioso, al que no le importa
inmiscuirse en proyectos que otros considerarían menores pero que, en las manos
adecuadas (y las suyas lo son, desde luego), sirven para que los lectores
murcianos conozcan mejor su entorno y su historia, y los valoren y amen en
mayor medida.