martes, 25 de agosto de 2020

El móvil



Álvaro es un abogado que, pese a su titulación profesional, concentra todos sus intereses vitales en el mundo de la literatura, en el que quiere triunfar con la composición de una obra magna, sublime, imperecedera. Para lograrla, dedica sus tardes al trabajo (es asesor jurídico de una gestoría) y las mañanas al cultivo de las letras, a las que se consagra siguiendo el alto ejemplo de Flaubert, cuyo magisterio no declina ni palidece con el paso de los años.
La semilla argumental que tiene Álvaro para su novela es sencilla y contundente: un escritor compone una obra utilizando a los vecinos de su inmueble como protagonistas involuntarios, y en ella se urde un crimen en el que un matrimonio del edificio se erige en verdugo y un anciano solitario en víctima... Huérfano de imaginación (esa lacra no se menciona, pero las páginas de Javier Cercas son inequívocas al respecto), Álvaro decide utilizar a sus propios vecinos como marionetas de su guiñol novelístico, y se dedica a manipular sus vidas con el fin de observar de sus reacciones (que espía a través de las ventanas e incluso graba en un magnetófono) y trasladarlas a las páginas. Sólo tras modelar la realidad se siente con fuerzas para componer los capítulos que la traduzcan al mundo de la fantasía literaria.
En resumidas cuentas, nos encontramos ante una estructura abismática o de matrioskas que, pese a su condición forzada y algo previsible, está escrita de un modo suelto y agradable. No constituye un libro de primera línea en la producción de escritor extremeño, pero sí que se lee con agrado.

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