Seguramente,
si nos preguntan con qué asociamos el nombre de Haití, lo más frecuente será
que respondamos que con el vudú, ese rito extraño, tribal y desconcertante que
afirma que puede resucitar a los muertos y convertirlos en unos seres llamados
zombis. José María Latorre aprovecha ese hilo tan famoso para contarnos la
historia de John Scott, un huérfano de 14 años que, desde Plymouth, viaja hasta
la isla caribeña, donde su tío Philip, un rico propietario de plantaciones, ha
aceptado cobijarlo tras la muerte de sus padres.
Pero
los problemas de Johnny no se cancelan con este recibimiento familiar, sino que
se inauguran: poco a poco, irá descubriendo que en la casa de sus tíos ocurren
cosas demasiado extrañas. Sus primos (Chantal y Alfred) no parecen sentir
ningún afecto por él; su tío procura mantenerlo alejado de ciertos lugares de
la casa; la criada y cocinera Monique no se molesta en disimular el disgusto
que le provoca la presencia de John; y su tía Marge no se ha dignado ni
siquiera a hacer acto de presencia (todos le dicen a John que está
convaleciente de una grave enfermedad, y que es mejor que se mantenga alejado
de sus habitaciones). John, que es un muchacho con inquietudes musicales,
pictóricas y literarias, no sale de su asombro ante el enrarecido ambiente de
aquel enorme caserón. Ni se le quita el miedo del cuerpo cuando le informan de
la atroz dictadura que Duvalier mantiene en la isla, auxiliado por los eficaces
y brutales Tontons Macoute (su casi todopoderoso cuerpo de guardia). Y la
situación no mejora cuando se entera de que su tío, en realidad, es un houngan
(un sacerdote vudú). Y tampoco mejora cuando descubre, en el frigorífico de la
cocina, un enorme recipiente lleno de sangre fresca. El único aliado con el que
puede contar es Benjamin Perkins, un profesor al que tío Philip paga para que
le dé clases particulares a John. Pero muy pronto los acontecimientos volverán
irrespirable el aire: ceremonias alucinógenas, crímenes, enterramientos en
vida, ocultamientos, persecuciones… ¿Qué posibilidades tiene un chico de 14
años de sobrevivir a todos esos horrores? José María Latorre consigue elaborar
una obra, trepidante, muy bien escrita y resuelta con elegancia, que quedará en
la memoria de los lectores. Una espléndida propuesta.