Para
introducir algo “antiguo” entre mis lecturas “modernas”, me voy hasta las
páginas de Traidor, inconfeso y mártir,
de José Zorrilla, fabuloso ejercicio teatral que mezcla una historia fascinante
con una versificación musical, ágil y atinada.
El protagonista
no es, desde luego, un simple “pastelero de Madrigal”, sino el desaparecido rey
portugués don Sebastián, tan llorado, tan esperado por nuestros vecinos lusos.
José Zorrilla, con la brillante habilidad que siempre desplegó en sus páginas,
nos deja evidentes muestras (majestad en el porte, tono en que habla, modales
que despliega) de que Gabriel Espinosa no es quien afirma ser, sino que es la
personalidad fingida tras la que se esconde el monarca que falleció en la
batalla de Alcazarquivir, pero al que algunos rumores populares consideraban
vivo. (Recordemos que en el archivo de Simancas se conservaban los papeles del
llamado “Proceso del Pastelero de Madrigal”, que fue declarado secreto de Estado por el duque de Lerma
y que no pudo ser estudiado hasta mediados del siglo XIX, lo que sirvió para
afianzar la leyenda).
He
disfrutado muchísimo con su lectura, con la alteza de sus parlamentos y con la
tensión de su tráfago de personajes. Y, como colofón, añadiré que tanto Gabriel
Espinosa (el pastelero-rey) como Aurora (su “hija”) están dibujados con un
primor psicológico de tal calibre que los vuelve personas.
Formidable
texto, sin duda.
No hay comentarios:
Publicar un comentario