Termino
el curioso volumen Conversaciones con
Juan Ramón, de Ricardo Gullón (Taurus, 1958). Se trata de un libro difícil
de etiquetar, porque oscila entre el ensayo, la poesía y la ficción biográfica.
Pretende respetar el esquema de unas “charlas” mantenidas entre los dos
autores; pero, en realidad, Gullón habla muy poco, e introduce demasiadas
digresiones “líricas”. Es decir, que lo se planteó al principio como “crónicas
conversacionales” se queda en monólogos (dignos de interés, eso sí) y en páginas
poéticas de Gullón, que nos describe el paisaje que ve (contagio del poeta que
tenía al lado, supongo).
Al final,
aprendo una enorme cantidad de datos sobre la sensibilidad de JRJ… y llego al
desconcierto, comparando la imagen ofrecida en este libro con la que yo tenía,
fruto de mis lecturas de epistolarios del 27, donde el escritor de Moguer era
presentado como un auténtico monstruo solipsista y egocéntrico. ¿Dónde está la
verdad? Ni lo sé ni creo que pueda llegar a saberlo jamás con certeza.
Anoto
algunos de mis subrayados del libro: “Borges (asegura Juan Ramón) es el
escritor hispanoamericano más importante”. “La poesía pierde por la
arquitectura; por el empeño de darle una forma determinada, una construcción.
Así ocurre en Góngora”. “La exigencia del lector actual es tremenda. Unamuno
tiene esparcida por su obra mayor cantidad de calidad que cualquier poeta
clásico”.
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