viernes, 16 de agosto de 2019

Personajes en un paisaje de infancia




Me acerco hasta el checo Bohumil Hrabal y leo su novela Personajes en un paisaje de infancia, en la traducción de Monika Zgustová (Destino, Barcelona, 1981). La verdad es que me asaltan con ella pulsiones de muy difícil explicación, por su heterogeneidad. Hay pasajes que me encantan, sobre todo por la forma literaria en que Hrabal los ha resuelto (la matanza del cerdo en el capítulo 2 o las líricas rememoraciones sobre la infancia del protagonista en el capítulo 7); pero luego hay otros episodios en los que, francamente, no consigo “entrar”. Es como si me estuviera explicando la vida en otra galaxia. En ese orden, diré que no entiendo a Pepin, ni entiendo el sentido de muchos de los diálogos que entre él y Maryska se cruzan. Parecen extraterrestres que, recién llegados a nuestro planeta, hubieran aprendido glíglico para comunicarse.
Me ha encantado el símbolo del cabello cortado: lo veo como una clave de acceso al futuro. Un futuro anodino, gris y conformista, pero buscado con la parsimonia lánguida de quien se siente ingresando en la edad adulta.
“Yo soy joven, y por eso mismo por encima del bien y del mal”, nos dice uno de los personajes.

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