Franco
parece siempre agotado como tema, pero no es infrecuente que cada cierto tiempo
afloren en las librerías nuevos tomos (de orden histórico o literario) donde se
nos muestran nuevos datos u opiniones sobre su figura humana o política. Es el
caso de la novela Llegada para mí la hora
del olvido, de Tomás Val, que trata de explicarnos las ideas y los
sentimientos de Francisco Franco desde dentro del personaje.
Un editor
(al que sin problemas identificamos con José Manuel Lara) le pide que escriba
sus memorias, y este borrador inconcluso e imposible es el que Tomás Val
deposita en nuestras manos. ¿Resultado histórico? La condena de Carmen Polo
como mujer horrenda, frígida y sanguinaria, que todo lo trastocó y lo enmierdó.
¿Resultado literario? Una pieza bonita, donde las indagaciones psicológicas,
aunque estén adobadas de “dictadorismo hispanoamericano”, se presentan robustas
y bien trazadas. Todo suena en estas páginas a lo “ya sabido”, pero se lee con
cierto interés.
Tres
frases quiero extraer del volumen, para dejarlas aquí: “La verdad no es jamás
necesaria en política”. “¿Dónde iríamos a parar si se tuviesen en cuenta todas
las opiniones? ¿Qué bandazos habría dado la historia si se hubieran escuchado
todas las voces disonantes?”. “Siempre nos equivocamos con los muertos”.
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