Determinadas
pasiones pueden transformarse, si las circunstancias coadyuvan, en patologías.
Hasta ahí, supongo que todos estamos de acuerdo. En lo que se producirá la
primera discusión será en el rango negativo o positivo de dichas patologías.
¿Todas son desdeñables? ¿Todas son merecedoras de respeto? ¿En qué punto se
traza la frontera entre territorios tan nebulosos?
La poeta
Teresa Vicente nos ofrece en su primer libro de relatos (que se titula Amores malsanos y que lanza a los
lectores La Fea Burguesía) un vistoso abanico de personajes y emociones que
dibujan su ballet a ambos lados de esa frontera, para que juzguemos qué opinión
nos merecen sus filias y fobias, sus actitudes vitales, sus aspiraciones y
renuncias.
Tenemos
al joven y hermoso carnicero que entiende el placer sexual como una dádiva que
ha de tributarse a quienes la requieran; la adolescente millonaria que incurre
en el incesto y malbarata el futuro de sus calendarios; el hombre que descubre
la infidelidad de su esposa pero que se siente incapaz de abandonarla, porque
la juzga la mujer de su vida; el pervertido que encuentra el disfrute erótico
en una fantasía inquietantemente dañina; los jóvenes estudiantes de Cambridge
que se inician con delicadeza en el amor homosexual; o la lírica crónica que
tiene como protagonistas a los siete durmientes de Éfeso, que buscan la muerte
tras negarse a reconocer la deidad del nuevo emperador.
Una
docena de historias que garantizan buenos ratos de lectura y más de un motivo
para reflexionar y emocionarse.
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