jueves, 1 de agosto de 2019

Otra Fedra, si gustáis




Deliciosa me ha parecido la obra teatral Otra Fedra, si gustáis, de Salvador Espriu, escrita originalmente en catalán y traducida por él mismo al castellano (Península, 1979). Tiene, sí, todo el encanto del viejo mito griego, pero es que además Espriu le rebaja el dramatismo por la irónica vía del humor. Pero, ojo, no conviene perder de vista que sigue latiendo por debajo la angustia casi existencial de Fedra, con todos los matices y toda la hondura de su sufrir.
Que Teseo juegue al perdón y que Hipólito vuelva solemne su casta gallardía no diluye el desgarro de la mujer, enamorada (como en el cuento) de un ayer reflejado por la engañosa lámina del espejo.
Es llamativo que me gusten tanto las revisiones modernas de los autores grecolatinos: Cortázar y sus reyes; Giraudoux y su Anfitrión; Sastre y su otro Anfitrión; las reflexiones teóricas de Diana de Paco Serrano… ¿Será verdad que todo está dicho ya, y que lo único que hacemos es repetirnos?
Me emociona el modo en que Espriu se define (“Veu les coses amb escéptica fredor” / “Ve las cosas con escéptica frialdad”) y el modo elegante y sobrio en que defiende la lengua catalana (“Parlada per pocs, però no petita” / “Hablada por pocos, pero no pequeña”).

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