¿Quién no
ha estado perdido alguna vez? ¿Quién no ha vacilado ante los cruces de caminos
que la vida le colocaba delante, sin indicaciones que le permitieran deducir cuál
de los senderos era el que mejores augurios entrañaba? Unos vacilan en el amor;
otros, en el ámbito de los estudios; otros, en la ciudad a la que deben
trasladarse; otros, en el oficio que mejor desempeñarán. Nadie, absolutamente
nadie, queda a salvo de estas disyuntivas, de estas inquietantes bifurcaciones
(salvo quizá los locos y los santos).
La
dramaturga mexicana Maruxa Vilalta (1932-2014) nos propone en su pieza Los desorientados un paseo por los
efectos que esas incertidumbres, decisiones y miedos generan en el mundo de la
juventud. Y para lograrnos nos presenta a Diego, universitario y escritor pobre
que sueña con redactar un libro memorable que le haga ser escuchado en el
futuro y le permita conseguir dinero para adquirir un automóvil; y nos
explicará que el chico está enamorado de Carlota, muchacha hermosa que ejerce
la prostitución (incluso con el propio padre de Diego); y nos explicará también
que Julia está enamorada de Diego, pero que su obcecación y su ceguera con
respecto a Carlota la impulsarán a los brazos de Darío, un chico que trabaja
para el padre de Julia; y nos explicará también que Gabriela lleva aparato en
los dientes, y que está enamorada inútilmente de Diego; y nos explicará que
Esteban es un buen chaval, que lava platos para conseguir dinero con el cual
ayuda a su madre a pagar la medicación…
Todos
juntos (fácil resulta observarlo) constituyen una galaxia de jóvenes normales,
con problemas y con decisiones normales, con amores y trabajos normales. Pero
cada uno de ellos se siente atravesado por el dolor de la niebla, de la que no
sabe salir y en la que se ahoga sin remisión: no logro escribir el libro que
quiero, no consigo a la persona amada, no soy capaz de encontrar mi camino. Y
esa acumulación de pequeñas congojas impregna sus vidas hasta teñirlas con el
color marrón de la amargura, de la que tan difícil resulta escaparse. Maruxa
Vilalta, con gran habilidad dramática, les da vida para que nosotros,
viéndolos, nos veamos.
2 comentarios:
Ni conocía a esta dramaturga, vaya 🤔💋
Muchas gracias, Ruben, por darme a conocer a Maruxa Villalta, dramaturga mexicana que en mi ignorancia desconocía completamente. Tomo nota de su nombre y de esta obra.
Un abrazo
Publicar un comentario