La
versión oficial (es un decir) nos indica que Penélope, reina de Ítaca, esperó
con fidelidad y paciencia encomiables a su marido, el rey Odiseo, que fue
reclutado para combatir en el asedio de Troya. Durante los diez años que duró
aquel grave incidente bélico-amoroso se dedicó a cuidar a su hijo Telémaco, que
crecía y se iba convirtiendo en un espigado jovenzuelo. Más tarde, por los
conflictos de su esposo con ciertas divinidades quisquillosas, la espera se
prolongó durante otros diez años. Pero no importó. Penélope fue acumulando
canas, en medio de una infinita esperanza, aguardando siempre el retorno del
héroe. Y cuando los voraces pretendientes invadieron su palacio y le exigieron
que tomase a uno de ellos como esposo, comenzó a tejer un sudario, que destejía
por las noches para que la tarea no se acabase tan pronto: demoraba así la
elección de uno de ellos para que se sentara en el trono de la isla.
Pero de
pronto, en 1950, un dramaturgo de Guadalajara decide reflexionar sobre la
conocida historia homérica e introduce grietas en su argumento. Quizá la reina
no fue tan firme como el autor griego pregonaba; quizá se enamoró de uno de los
pretendientes; quizá sentía un profundo rencor por la voluble Helena (a la que
no duda en calificar de “mujerzuela”), causante directa de los combates que
tantas viudas y huérfanos han generado; quizá el retorno posible de su marido
suponía una mezcla de decepción y amenaza… ¿Qué cosas le reprocharía una mujer de carne y hueso a su compañero, si
volviese veinte años después, disfrazado y con toda la juventud perdida? ¿Qué
dolores, qué amarguras, qué llorosos lamentos saldrían por su boca, mientras lo
miraba a los ojos? Una Penélope humana,
que Antonio Buero Vallejo dibuja con trazo delicadísimo y convincente, nos
coloca ante una gran pregunta: ¿qué sentiríamos ante la persona que, habiendo
sido la elegida de nuestro corazón para compartir la vida, retorna al cabo de
las décadas, ajada, ruin y exigente? El maestro alcarreño demuestra, una vez
más, que la historia del teatro español del siglo XX gira alrededor de media
docena de autores; y él es uno de ellos.
1 comentario:
Es una de mis debilidades teatrales, obra y autor, la de lecturas que hemos hecho juntos 😁😉💋
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