Con el
título de Gorgojo, el siempre
divertido Tito Maccio Plauto compuso en el siglo II a.C. una obra teatral
basada en las habilidades para el engaño de un siervo, quien consigue para su
amo a la bella Planesia (que permanecía como esclava en casa del alcahuete
Capadocio).
La pieza,
ágil en su desarrollo y muy bien adornada en sus secuencias cómicas, incorpora
personajes que, a pesar de su condición tópica, brillan de forma innegable: la
vieja portera a la que resulta sencillo comprar utilizando jarras de vino, el
banquero avaricioso, el alcahuete enfermo, el enamorado que no logra conseguir
a la mujer de sus sueños, el sirviente espabilado, el soldado fanfarrón… Nos
encontramos ante una obra destinada a provocar las carcajadas del público, y en
su interior no faltan las opiniones crudas, que no han perdido ni un ápice de
actualidad, sobre los proxenetas (“Vuestra raza es como las moscas, las
chinches y los piojos”) y sobre los banqueros (“Hundís en la miseria a la gente
con la usura. El pueblo dicta leyes para protegerse y vosotros las burláis.
Siempre encontráis escapatoria”). La anagnórisis de las últimas páginas, pese a
su carácter previsible, se construye con habilidad.
Por
cierto, me encanta la forma en que el traductor, José Luis Sánchez Matas, se
deja llevar por el espíritu plautino y no duda a la hora de introducir palabras
y expresiones que, aparentemente bruscas o “malsonantes”, reproducen muy bien
el modo en que los espectadores de hace 2.200 años debieron sentir la obra del
autor latino.
2 comentarios:
Tengo muy buen recuerdo de esta obra, pero no le he releído desde hace 30 años 🙄😉💋
Me encantó la entrada
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