viernes, 31 de diciembre de 2021

¿En qué estás pensando?

 


Cuando nos encontramos ya nel mezzo del cammin (para decirlo con el verso de Alighieri) o incluso cercanos al arrabal de senectud (dejando que nos guíe el sintagma de Jorge Manrique) advertimos nuestra condición funesta. Pero no “funesta” en el sentido negativo, sino en el borgiano: nos convertimos en fieles seguidores del atribulado Funes, en acólitos de la religión de la memoria. Y es que la memoria constituye, en buena medida, nuestro tesoro particular: las sonrisas que recordamos, los rostros de nuestros padres, los lugares entrañables en los que vimos anochecer, el cachorro con el que jugábamos cuando éramos niños, la faz imborrable de aquellos amigos a los que la vida borró, los libros que lograron emocionarnos, los labios que quisieron bendecirnos con su dulzura.

Con la serenidad de quien saborea colores y rostros y los convierte en tinta inmortal, María Teresa Cervantes nos entrega en las páginas de ¿En qué estás pensando? (MurciaLibro) su particular resumen de vida, su crisol de tiempos y espacios, que fulguran en su corazón. Y ahora en el nuestro. “Vivimos al azar en el vasto misterio del universo”, nos dice en un lugar del libro. “Es -soy- como un árbol que ha ido creciendo al interior de mí misma, sin que apenas lo advirtiera y del que apenas he acabado de aspirar el aroma de sus hojas”, nos dice después. “Somos, lo queramos o no, soledad”, concluye. Pero su soledad es una soledad sonora, una soledad acompañada y llena de libros, músicas predilectas, paisajes añorados, amaneceres en Cartagena, cafeterías donde se reúne con unas pocas personas cercanísimas, rememoraciones de la casa de sus abuelos y tímidos amores de juventud que dejaron huella en su fino espíritu.

Un libro tenue, delicado y delicioso, por el que conviene caminar con lentitud, con silencio y con respeto: una gran dama nos está invitando a conocer su pasado y el fondo de sus ojos. Y ese privilegio hay que agradecerlo puestos en pie.

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