viernes, 10 de diciembre de 2021

A la hora en que cierran los bares

 


Cuánto me hubiera gustado decir que esta tercera aproximación a la literatura de Soledad Puértolas me convencía para seguir avanzando por otros libros suyos; pero (ay) me temo que no es así. Y lo lamento de verdad, porque es una escritora con la que, honesta y afablemente, lo he intentado con la mejor de las voluntades. Los relatos de A la hora en que cierran los bares comenzaron dándome una buena impresión (esa pareja de hombres silenciosos y más bien tristes que se encuentran de noche en la barra, en el cuento que da título al volumen; el misterioso secuestro accidental que sufre Enrico en “La llamada nocturna”; la sensual experiencia erótica que experimenta Jacomo Sandoval en “La vida oculta”), pero paulatinamente fueron dejando de interesarme, porque ni sus tramas, ni sus personajes, ni sus cierres me parecían demasiado llamativos. “En el límite de la ciudad”, por ejemplo, te cuenta un episodio en Marruecos… y no queda nada al final. En “La corriente del golfo” te presenta unos meses de vida en Noruega… y también me quedo al final con la sensación de Y qué.

Como es natural (huelga decirlo, pero lo aclaro), aquí no hay “culpables”: ni la escritora zaragozana con su escritura, ni yo con mi lectura. Se trata, en todo caso, de una falta de empatía entre ambos.  

Y dudo que repita con ella.

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