sábado, 25 de diciembre de 2021

La noche más larga

 


Resulta casi inconcebible para una persona normal, pero así ocurrió: el dictador Francisco Franco, cuando ya tenía un pie en el sepulcro, decidió despedirse a lo grande de la existencia firmando varias sentencias de muerte por fusilamiento. Y la anacrónica atrocidad no tuvo lugar en un país tercermundista, ni en la época de los mosquetones, sino que sucedió en España en septiembre de 1975. Era la espantosa rúbrica de un régimen político aciago, que se inició con sangre y que quiso concluir de la misma forma: con tinta roja sobre el suelo.

Fulgencio M. Lax tenía apenas 14 años (lo explica en la introducción de este libro) cuando se produjeron aquellos crímenes, que ahora convierte en materia de estupor, angustia y reflexión a través de tres piezas teatrales que el sello MurciaLibro acaba de editar. En ellas, gracias al sobrado dominio de los recursos dramáticos que el autor vuelve a evidenciar, sentimos que el horror renace, que el miedo renace, que la amargura vuelve. Vemos a los jóvenes estudiantes de periodismo que entrevistan a Carlos Arias Navarro para ver si logran sonsacarle alguna información impactante; vemos el delicado ballet de influencias y de fingimientos que deben desplegar para llegar hasta él; vemos la displicencia del jerarca, agrio y marmóreo, amenazante y ortodoxo; vemos la actitud del obispo y del joven príncipe Juan Carlos; vemos el rictus despiadado del guardia civil que, años después, confiesa haberse presentado voluntario (el único que lo hizo) para formar parte del pelotón de fusilamiento, y cómo ideó disparar a la barriga para que los ejecutados sufriesen una agonía más dolorosa.

Vemos, en fin (y elijo ese verbo porque el dramaturgo consiste magistralmente que lo “veamos” como si tuviésemos a los protagonistas delante de nosotros, congelados en el espacio y en el tiempo, intactos en su infamia), el frío espantoso de aquellas semanas que sirvieron para despedir la dictadura.

No se pierdan este libro.

2 comentarios:

Juan Carlos dijo...

Interesante. No conocía al autor.
Saludos

Fulgencio dijo...

Gracias Rubén por tus palabras.