Hubo una vez, entre 1987 y 1991, una niña que, en
su colegio de Zaragoza, sufrió un brutal acoso por parte de unos desalmados,
que la maltrataban por tener fama de lista: la golpeaban con balonazos, le
partieron un meñique en clase de gimnasia y llegaron a escupir dentro de su
bocadillo, para posteriormente obligarla a comérselo. Ella jamás los delató ni
se enfrentó a ellos. Su refugio consistía en enfrascarse en los libros, aquel
ámbito acogedor en el que las voces de Robert Louis Stevenson, Michael Ende o
Jack London le servía como consuelo y le mostraban un sitio confortable en el
que vivir.
Aquella niña se llamaba (y se llama) Irene Vallejo,
y es la autora de uno de los más hermosos libros que se han escrito sobre el
mundo de los libros: El infinito en un
junco (Siruela, 2019). En él nos invita a acompañarla en un viaje milenario
que nos llevará por Macedonia, Egipto o Roma, para explicarnos cómo surgió el
mundo de la escritura, cómo se concibieron los primeros signos gráficos y cómo
el molde para hacerlos perdurables (tablillas, rollos, códices, libros) ha
permitido secularmente que las ideas, las historias, el Pensamiento y la
Belleza naveguen sin naufragar hasta nosotros.
Resultaría imposible (y por tanto no lo intentaré)
resumir el contenido de esta obra enamorada y majestuosa, erudita y
sherezádica, deslumbrante y luminosa, porque no hay página o anécdota que
merezcan quedarse fuera de esa sinopsis. Todo el volumen burbujea de anécdotas,
explicaciones, hallazgos y reflexiones (sobre literatura, pero también sobre
cine, historia, cibernética, música o psicología) que, unidas, lo convierten en
lectura inolvidable. En pocos libros se podrían encontrar cuatrocientas páginas
tan densas ni tan livianas. En pocos libros se respira más amor por la literatura oral y escrita. De pocos libros
se sale con tantas ganas de abalanzarse sobre los autores mencionados y
analizados, para leerlos o releerlos. Irene Vallejo ama y hace amar, explica y
seduce, invita y embriaga. Siempre me sentiré en deuda con este ensayo imborrable.
3 comentarios:
El título me encanta...no tanto los ensayos, pero nunca se sabe.
Besos 💋💋💋
Es difícil para un ensayo encontrar la llave con la que abrir el portón del público en general, y en este libro Irene la encuentra. Una delicia.
Un libro delicioso.
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