Existe
una madurez (personal y poética) que nada tiene que ver con las arrugas que se
trazan en el exterior del cuerpo o con los achaques que hieren por dentro de
él. Esa madurez, que quizá podríamos bautizar también con el nombre de sabiduría, consiste en aceptar que ser
es haber sido. Que somos, al modo quevedesco, presentes sucesiones de difunto:
sedimentaciones de yoes que fueron nuestro yo y que, sumadas, entregarán
nuestro legado a la muerte. Que somos (y el verso ahora lo pone el autor de
este libro en su página 33) “piel y laberinto”.
Ángel
Manuel Gómez Espada, que se va acercando al medio siglo de vida, acepta esa
evidencia y, en Postales en un cajón de
galletas (XII premio de poesía Dionisia García), gira sus ojos hacia los
dos taludes que rodean el paréntesis del presente: la infancia y el futuro.
Sobre la primera comienza mintiéndonos en el primer verso de la obra (“Poco
queda de lo que entonces fuiste”), porque Pessoa ya dictaminó que el poeta ha
de ser embustero y fingidor, para borrar pistas. Pero en ella aparecen la
madre, “vestida de polen hasta las cejas”; el padre, con quien corre tras una
pelota sobre el césped; el abuelo, cuya mano sigue presente en su memoria; o
las viejas canciones y detalles de los años ochenta, que ponen banda sonora y
ruido de futbolines en su ayer. Y sobre el futuro aventura la placidez de estar
junto a la persona amada (“El mañana es un sofá. / Tú y yo, / envejeciendo”),
consciente de haber recorrido junto a ella la parte más hermosa del camino,
cogidos de la mano. En medio, todas las experiencias, avatares, sueños, luces y
sombras de la actualidad, que nos construye y nos erosiona a diario.
Libro
sereno e inteligente, lleno de máquinas quitanieves, de álbumes de recortes, de
viejas estaciones ferroviarias, de hoteles líricos, de cicatrices madrugadoras,
de estrellas polares y de filosofía (acúdase al poema “Leyendo a Du Fu”, en la
página 42), estas largamente esperadas Postales
en un cajón de galletas nos devuelven la voz de uno de los escritores más
interesantes y más sabios que se pueden encontrar en el panorama actual.
1 comentario:
Yo guardo fotos en una vieja caja de Colacao que tenía mi abuela...ya sabes, no puedo resistirme a unos versos 🥰💋
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