Nuestra
propia casa se puede convertir, por diversos motivos, en un espacio feo y
claustrofóbico, que nos atenaza, nos tortura, nos acongoja o nos erosiona. De
tal forma que lo que debería constituir nuestro paraíso se convierte en nuestro
más insoportable infierno. De esa manera se sienten los protagonistas de este
libro de relatos que la madrileña Mayte Blasco publicó en 2021 en el sello Niña
Loba; y así lo perciben también los lectores, gracias a la notable habilidad
con la que están concebidos y redactados estos diez cuentos. Así, sentimos la
angustia impotente de un hombre que permanece en estado vegetativo sobre una
cama, mientras su mujer acumula contra él desdenes y gemidos sexuales con su
amante; notamos la decepción de una madre que comprende que su hijo se desvía
sin remedio por un sendero de rebeldía y delincuencia; asistimos al juego de
seducción que establece Dani desde su ordenador con una mujer casada, que
parece dispuesta a zanjar su matrimonio por su culpa; compartimos el vacío que
siente una mujer que se sabe no deseada por su marido, y para la cual la casa
se ha convertido en una ratonera insufrible; o advertimos que el pulso se nos
acelera cuando la protagonista de otro de los relatos constata por la ventana
que está siendo observada, acechada y muy posiblemente amenazada por un hombre
malencarado que, quizá, terminará por subir hasta su vivienda.
Todos
los protagonistas experimentan la infelicidad y notan cómo el gorgojo del dolor
los va royendo sin misericordia, precisamente en un espacio (sus propias casas)
donde sería esperable que las defensas se puedan relajar. Pero no es así. De un
modo sartreano, todos ellos descubren que el infierno son los demás; y que
puede haber un enemigo en cada persona que se nos acerque o que roce nuestras
vidas. De un modo lorquiano, todos comprueban que las casas pueden convertirse
en nuestra peor pesadilla, y que las llamas prenden siempre con más entusiasmo
en nuestras cortinas, nuestras camas, nuestros muebles.
Un libro admirable, espléndidamente trazado y resuelto, que constituye el primer volumen de relatos de Mayte Blasco. Ojalá le sigan muchos.
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