miércoles, 26 de octubre de 2022

Algún amor que no mate

 


Cuántas veces la institución matrimonial habrá sido, para las mujeres, una cárcel o un suplicio, un pantano de silencio o un estercolero, una frustración o un reino de sombras. Podemos intuirlo. Podemos imaginarlo. Podemos lamentarlo. Pero lo que hace la extremeña Dulce Chacón, mucho más gráfica y eficazmente, es mostrarnos toda la crudeza de esa terrible situación contándonos uno de esos tristes casos en forma de novela, con el título de Algún amor que no mate.

La mujer que protagoniza los hechos se casó enamorada, creyendo que su marido era el hombre de sus sueños; y al principio sí que fue sí. Mas el paso del tiempo y los reveses de la fortuna (problemas económicos, frialdad creciente entre ellos) fue convirtiendo ese territorio de paz en un infierno lacerante, en el que pronto llegaron las imposiciones (“mi mujer no trabaja”), los desplantes (irse a comer todos los días a casa de su madre y dejarla a ella sola), las vejaciones (ella tardará poco tiempo en descubrir que el perrito que presuntamente le regaló su madre era, en realidad, un regalo de su amante), los golpes (del empujón a la bofetada, de la bofetada al correazo) y el hundimiento emocional. Es entonces cuando hay que mirarse en el espejo y reconocer que se ha fracasado, que el sueño se ha convertido en pesadilla y que los siete colores del arco iris se han contagiado de gris. Asumir la derrota, llorar por cada caricia perdida, convertir cada moratón en un recordatorio de la infamia y comprender que prácticamente nadie a nuestro alrededor nos puede entender o consolar.

Con esta primera novela que publicaba, Dulce Chacón nos dejó una impagable radiografía del corazón humano y un dibujo atroz de las amargas soledades que pueden instalarse en el alma de una persona cuando comprende que solamente las pastillas pueden liberarla de un destino inmundo.

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