Poco
se puede imaginar un solitario y hambriento perro que deambula por las calles
de Moscú en 1924 que el encuentro con Filip Filípovich va a cambiarle la vida
de un modo radical. No tanto porque lo trate con cariño, lo alimente con trozos
de salchichón y lo acoja en su casa, con el nombre de Shárik, sino porque se
trata de un reputado científico que ha decidido utilizarlo para un experimento
de gran trascendencia: retirarle la glándula hipófisis y sustituirla por la de
un varón humano que acabe de fallecer. En teoría, el objetivo de tan singular
permuta es comprobar de qué forma afecta ese cambio al envejecimiento o al
rejuvenecimiento de las células… pero la realidad es que, como si se tratase de
un paciente del doctor Moreau (aquel inquietante personaje que Wells creó y
lanzó al mundo literario en 1896), el perro comienza a transformarse lentamente
en un ser humano. Bajito, con instintos animales y bastante peludo; pero
humano. De hecho, cuando comienza a dominar con cierta solvencia la facultad
del habla, lo primero que hace es solicitar al doctor Filip Filípovich que le
consiga papeles que le otorguen estatus de ciudadano soviético; y exigirle que
le conceda un sitio en su vivienda (por generosidad comunista); y que lo alimente.
Y cuando el científico se muestra reacio a concederle cualquiera de sus
exigencias, el “ciudadano Shárikov” (nombre que ha decidido adoptar) no duda en
denunciar a su creador por actividades y pensamientos contrarrevolucionarios.
Sátira mordaz y muy ingeniosa del mundo soviético, este Corazón de perro, que traduce del ruso Ricardo San Vicente para Galaxia Gutenberg, es un libro en el que se mezclan sonrisas y escalofríos, y donde se fabula con inteligencia y buen humor sobre los excesos del totalitarismo, sobre la maldad y sobre el espíritu de venganza. Bulgákov, perseguido y machacado durante años por la censura en la URSS, consigue en esta novela no demasiado extensa una narración simpática y que invita a la reflexión. No gustará a los que siguen comulgando con ruedas de molino, pero sí a los espíritus abiertos.
1 comentario:
Leo que es una sátira y que estuvo prohibido, ideal, así que lo he encargado. Gracias y muchos saludos.
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