jueves, 15 de septiembre de 2022

La declaración de George Silverman

 


George Silverman es un niño que ha venido al mundo en unas circunstancias realmente difíciles: sus padres, pobres y crueles, lo crían en un sótano; el hambre es la invitada habitual de sus noches; y la soledad absoluta, su compañía más constante. Así que cuando sus progenitores mueren de fiebres y el niño sale al mundo exterior y es acogido por el Hermano Hawkyard parecería que todo lleva camino de mejorar; pero no es así. Mejorará su situación, mas seguirá siendo una persona íntimamente desgraciada, porque no logra encajar en un mundo hostil, en el que se le considera un ser huraño y de trato difícil.

Ya adulto, y cumplidos sus estudios universitarios, George Silverman se ordena sacerdote, logrando al poco un puesto como educador. Pero en ese nuevo estado tampoco encontrará demasiadas felicidades, por encontrarse con estudiantes holgazanes y con madres exigentes y mezquinas.

No contaré más.

Bástele saber al lector posible de esta nota que Silverman terminará realizando el más increíble de los sacrificios, sin ser entendido por casi nadie, y seguirá sufriendo la vileza de la incomprensión, trufada de insultos y de desplantes. Treinta años después, el protagonista nos contará la verdad de lo ocurrido, entre la resignación y la melancolía.

Una novela corta bellamente escrita y muy interesante desde el punto de vista psicológico, en la que volvemos a encontrarnos con la brillantez de Charles Dickens, prosista excepcional donde los haya.

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