Cuando
estaba cursando mis estudios de Filología en la universidad de Murcia leí (creo
recordar que durante un fin de semana) la novela La muerte de Artemio Cruz,
de Carlos Fuentes. Y desde entonces no había vuelto a sumergirme en otro libro
del autor mexicano. Lo hago ahora con Aura, la inquietante novela corta
que ha llegado a mis manos en la impresionante edición que Libros del Zorro
Rojo efectuó en 2017 con varias ilustraciones (increíbles, turbadoras,
bellísimas) de Alejandra Acosta.
Lo
que se nos cuenta en esta nouvelle es la forma en que el joven
historiador Felipe Montero consigue trabajo en la casa de doña Consuelo, una
anciana centenaria que desea ver ordenados y publicados los papeles
autobiográficos que dejó hace décadas su difunto marido, el general Llorente. Hasta
aquí, todo más o menos “normal” (si descontamos el detalle anómalo de que la
casa está siempre envuelta en la oscuridad, y que hay que avanzar por ella a
ciegas). Pero la presencia de la joven Aura, una muchacha de hermosos ojos
verdes, perturbará la calma de Felipe, quien no termina de comprender la
estrecha relación que vincula a la acartonada anciana y a la bella joven. ¿Por
qué están siempre juntas? ¿Por qué actúan de modo sincrónico, hablando,
apareciendo y retirándose a la vez? ¿Por qué doña Consuelo no deja de acariciar
entre sus manos a la conejita Saga? ¿Por qué no siente repulsión por las
abundantes ratas que se mueven por los rincones de su dormitorio? Felipe,
encandilado por el fuerte magnetismo de la muchacha, comienza unas nocturnas
relaciones eróticas con ella; y le propone marcharse juntos del ambiente insano
de aquella casa. Pero el descubrimiento de unas viejas fotografías en el baúl
de doña Consuelo pondrá su mente y su mundo del revés.
Una
propuesta en la que los lectores tenemos que implicarnos para “iluminar” los
misterios de la trama y que culmina de un modo inquietante. Conviene leerla con
lentitud (es breve y no requiere más de una tarde reposada) y, sobre todo,
deteniendo la mirada con admiración en las insuperables ilustraciones de la
chilena Alejandra Acosta.
Excelente.
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