martes, 13 de septiembre de 2022

Aura

 


Cuando estaba cursando mis estudios de Filología en la universidad de Murcia leí (creo recordar que durante un fin de semana) la novela La muerte de Artemio Cruz, de Carlos Fuentes. Y desde entonces no había vuelto a sumergirme en otro libro del autor mexicano. Lo hago ahora con Aura, la inquietante novela corta que ha llegado a mis manos en la impresionante edición que Libros del Zorro Rojo efectuó en 2017 con varias ilustraciones (increíbles, turbadoras, bellísimas) de Alejandra Acosta.

Lo que se nos cuenta en esta nouvelle es la forma en que el joven historiador Felipe Montero consigue trabajo en la casa de doña Consuelo, una anciana centenaria que desea ver ordenados y publicados los papeles autobiográficos que dejó hace décadas su difunto marido, el general Llorente. Hasta aquí, todo más o menos “normal” (si descontamos el detalle anómalo de que la casa está siempre envuelta en la oscuridad, y que hay que avanzar por ella a ciegas). Pero la presencia de la joven Aura, una muchacha de hermosos ojos verdes, perturbará la calma de Felipe, quien no termina de comprender la estrecha relación que vincula a la acartonada anciana y a la bella joven. ¿Por qué están siempre juntas? ¿Por qué actúan de modo sincrónico, hablando, apareciendo y retirándose a la vez? ¿Por qué doña Consuelo no deja de acariciar entre sus manos a la conejita Saga? ¿Por qué no siente repulsión por las abundantes ratas que se mueven por los rincones de su dormitorio? Felipe, encandilado por el fuerte magnetismo de la muchacha, comienza unas nocturnas relaciones eróticas con ella; y le propone marcharse juntos del ambiente insano de aquella casa. Pero el descubrimiento de unas viejas fotografías en el baúl de doña Consuelo pondrá su mente y su mundo del revés.

Una propuesta en la que los lectores tenemos que implicarnos para “iluminar” los misterios de la trama y que culmina de un modo inquietante. Conviene leerla con lentitud (es breve y no requiere más de una tarde reposada) y, sobre todo, deteniendo la mirada con admiración en las insuperables ilustraciones de la chilena Alejandra Acosta.

Excelente.

No hay comentarios: