Riéndome
como un energúmeno, me acabo la divertida comedia titulada Los Pelópidas, original de Jorge Llopis, que leo en la versión de
Pedro Sáenz Almeida (Ediciones Clásicas, Madrid, 1995).
Desde el
punto de vista profesoral o crítico, advierto con nitidez las facilidades del
género, sus derrumbes y sus trucos más que previsibles; me doy cuenta de sus
concesiones al público y de sus patochadas, en la línea del inefable Pedro
Muñoz Seca… Pero juzgándolo desde el punto de vista del lector hedónico, del
lector que se acerca hasta la obra con ojos sanos y sin adulterar por
prejuicios eruditos, ¡no hay más remedio que reírse! Página a página brillan
las sorpresas, las risas y las ingeniosidades, que se suceden sin tregua, para
deleita de quien camina por las páginas.
Quizá
tengamos ya suficientes (y sobrados) James Joyces en este mundillo de la
literatura, y nos venga bien el aire fresco del fresco Jorge Llopis. Yo, por mi
parte, le doy todos mis beneplácitos y mi enhorabuena, al igual que le doy las
gracias a mi hermano Juan Francisco por haberme recomendado la obra.
He
disfrutado como un bendito.
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