Qué magnífica narración acabo de terminar. Se trata de la novela La voz melodiosa, de Monserrat Roig, traducida por José Agustín Goytisolo (Plaza & Janés, Barcelona, 1987). Es la historia de un chico feísimo al que su abuelo (un rancio hidalgo catalán) mantiene en su casa barcelonesa, escondido, creando para él un universo perfecto de sabiduría, profesores particulares y ternura (canalizada a través de la sirvienta Dolors). Cuando por fin el muchacho se hace adulto y sale camino de la universidad, el mundo estalla en su mente: los estudiantes izquierdistas, la represión del dictador Francisco Franco… y el amor, en tres de las páginas más hermosas que yo he leído con ese tema (159-161).
El final de la novela, de una concisa y tibia languidez, me ha encantado.
No me cabe la menor duda de que volveré a Monserrat Roig.
Apunto cuatro frases que he subrayado en el libro: "(La poesía es) el arte que más gente vanidosa y menos maestros produce". "La tristeza y la locura acostumbran a hacerse compañía". "Dios es el principal huésped del infierno". "El amor absoluto es siempre un amor equivocado".
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