Me
reencuentro con un viejo texto que me recomendó mi compañero Miguel Haro Baidez
(profesor de griego) y que leí originalmente en 1997: los Mimiambos, de Herodas, traducidos por José Luis Navarro González
(Gredos, Madrid, 1981).
El tomo
está compuesto por un conjunto de pequeñas piezas que me han parecido (en la
mayor parte de los casos) deliciosas. Está, por ejemplo, el tema de la
alcahueta que pretende tentar a la mujer casada, cuyo marido se encuentra en la
guerra (mimo I); o el tema de la madre que pretende que el maestro corrija a
palos a su díscolo hijo (mimo III); o la desvergonzada conversación de dos
mujeres, que comentan las excelencias de un consolador de cuero (mimo VI); o la
interesante interpretación que un hombre realiza de un sueño que ha tenido,
anticipándose al psicoanálisis (mimo VIII); etc.
Me gustan
el lenguaje, la estructura, la fluidez del diálogo y hasta la frescura de los
tipos que son dibujados. Una sana ráfaga de aire fresco.
Frase que
subrayé y que volvería a subrayar: “No es posible encontrar fácilmente una
persona que pase la vida sin desgracias”.
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