sábado, 27 de julio de 2019

El escritor y sus fantasmas




Releo El escritor y sus fantasmas, de Ernesto Sábato, e inevitablemente vuelvo a maravillarme con sus ideas, con su prosa, con sus erudiciones y con su capacidad para hacer que el lector se intrigue o interese por asuntos que, apenas unas horas antes, ni siquiera habían pasado (quizá) por su mente. El narrador argentino era un auténtico maestro, no cabe duda.
Ahora, fruto del entusiasmo que esta relectura me depara, podría glosar con delectación las múltiples reflexiones que Sábato lanza en estas páginas: analizar su interés y profundidad, enlazarlas con otros autores, etc. Pero estoy pensando en algo mucho mejor: voy a trasladar a esta reseña sus palabras exactas, para que los lectores las disfruten sin intermediarios. Dicho por él, mejor que dicho por mí. Me cubro, pues, con los ropajes del Pontífice y procedo…
“Toda cultura es híbrida”. “En cuanto a la técnica, considero legítimo todo lo que es útil para los fines perseguidos, e ilegítimas aquellas innovaciones que se hacen por la innovación misma”. “La condición más preciosa del creador es el fanatismo. Tiene que tener una obsesión fanática, nada debe anteponerse a su creación, debe sacrificarse cualquier cosa a ella. Sin ese fanatismo no se puede hacer nada importante”. “No hay grandes temas y temas insignificantes: hay escritores grandes y escritores insignificantes”. “No hay peor conservatismo que el de los revolucionarios triunfantes”. “La madurez de un hombre comienza cuando advierte sus limitaciones”. “No hay gran novela que en última instancia no sea poesía”. “Los hombres escriben ficciones porque están encarnados, porque son imperfectos. Un Dios no escribe novelas”.

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