Un buen
narrador tiene que ser, ante todo, un mago. Es decir, una persona capaz de
contarnos una historia lejana a nosotros (o cercana, pero contemplada desde un
ángulo imprevisto) y conseguir que nos embelesemos con ella, que parpadeemos lo
menos posible mientras transitamos por sus líneas, porque nos embarga la
emoción y queremos contemplar el prodigio de su fluir y el milagro de su delta.
Con Óscar Esquivias esas sensaciones están garantizadas.
Me
sumerjo en las páginas de Pampanitos
verdes (Ediciones del Viento, 2010) y recupero el deslumbramiento infinito
que ya me habían deparado otras obras suyas, como Andarás perdido por el mundo, La
marca de Creta o Inquietud en el
paraíso. Intuyo, además, que la sensación se extenderá a cuantos volúmenes
firmados por él me lleve la vida, porque la textura de su narrativa me resulta
muy seductora. Pocos autores me han convencido siempre, de principio a fin: él
es uno de ellos.
En este
tomo me lleva de la mano para que conozca a Miguel, un joven estudiante de
Filología y repartidor ocasional de flores que disfrutará una inesperada sesión
de sexo; a un estudiante salmantino que tendrá que convertirse en cómplice
involuntario de las aventuras extramatrimoniales de su progenitor; al pintor en
trámites de divorcio que vivirá una experiencia erótica menos idílica de lo que
en principio sospechaba; a un virginal estudiante de medicina que notará la
explosión de las lágrimas cuando, tras la muerte de su hermano, escuche los
conocidos versos de un villancico; al cartero que tendrá que representar a
España en una competición deportiva en Chicago, y que allí se encontrará con
varias sorpresas; al niño que vive una bochornosa profanación pedófila por
parte del practicante que le administra su medicación; al padre que acompaña a
su hijo pequeño a buscar huellas de dinosaurio en un día de lluvia…
Magias
absolutas que Óscar Esquivias regala, espléndido, a sus lectores y que nos
provocan aplausos de gratitud. Bendito sea.
1 comentario:
Solo el título ya se te mete en la cabeza, acabo de leerlo y no dejo de repetirlo.
¡Abracadabra! Se hizo la magia 🧙, me lo llevo.
Besitos 💋💋💋
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