domingo, 12 de enero de 2020

El penitente




Se llama Joseph Shapiro y se ha presentado delante del autor de este libro para contarle su historia. Como puede observarse, el procedimiento narrativo del que se vale Isaac Bashevis Singer no puede ser más transparente y más clásico: el del fabulador que se limita, presuntamente, a escuchar a alguien y luego transcribir sus palabras. Desde el principio, el escritor polaco (premio Nobel de Literatura en 1978) nos está dejando clarísimo que no pretende originalidad alguna en cuanto a la forma. Ni tampoco (lo descubriremos de inmediato) en cuanto al contenido, pues El penitente nos refiere la historia de un hombre que, habiéndolo tenido todo, se arrepiente de su vida desnortada después de dos infidelidades matrimoniales (una suya y otra de su esposa) y vuelve los ojos hacia la religión. Nihil novum sub sole.
Ahí radica, paradójicamente, la grandeza de esta novela, que traduce Rosalía Vázquez para el sello Plaza & Janés: en que basa toda su magia en unos mimbres formales y argumentales de sobra conocidos; y, aun así, se alza hasta un elevado nivel, que consigue mantener la atención de los lectores.
Shapiro le cuenta que consiguió escapar del nazismo y del estalinismo y embarcó hacia los Estados Unidos en 1947, junto con su esposa Celia. Allí prosperaron, se enriquecieron mucho… y se perdieron. Él malgastó su honestidad con una amante que le sacaba el dinero; y ella lo hizo con un profesor universitario. Esa doble sordidez impulsa a Shapiro hacia sus orígenes religiosos, pero no hacia “un judaísmo moderno y arbitrario, sino al judaísmo de mis abuelos y tatarabuelos” (p.58). El mundo que lo rodea se ha convertido a sus ojos en un lodazal, donde todos disfrutan con la violencia y con el adulterio, obsesionados con el dinero y el sexo. Y él, aunque no disponga de la fe suficiente, decide volar hacia Israel para, a fuerza de oraciones, sacrificios y renuncias (el sexo volverá a tentarlo varias veces), alcanzar la luz de la verdadera fe: aquella que lo redima de obscenidades, materialismos y equivocaciones morales.
Una interesante reflexión sobre la posibilidad de que el auténtico progreso moral se pueda conseguir mirando hacia atrás, en lugar de hacerlo hacia adelante.

1 comentario:

La Pelipequirroja del Gato Trotero dijo...

Del autor he leído "El esclavo" y "Shosha", el primero por imposición y el segunda ya fue por elección propia; hasta entonces no había leído nada semejante, la historia me descolocaba y el estilo narrativo me desconcertaba 😵...pero me atraía. Creo que al autor se le aprecia y entiende mejor con la distancia, con la lectura reciente no remueve tanto la conciencia 🤔

Besitos 💋💋💋