Los
grandes novelistas suelen hacer mucho ruido con sus libros, al igual que los
grandes ensayistas: los reclaman desde las pantallas de la televisión, les
dedican la zona preferente de los suplementos literarios y procuran
incorporarlos a su elenco de charlistas las universidades veraniegas. Pero es
privilegio de los grandes poetas hacer mucho sonido cuando nos entregan una nueva obra. Quizá no trepen como
Edmund Hillary por el Everest de los bestsellers, mas su huella se instala en
el corazón de los lectores de un modo quizá más duradero.
Pedro
Antonio Martínez Robles, después de haber obtenido en diciembre de 2018 el
máximo galardón en la XXII Bienal de Poesía Provincia de León, ve ahora cómo su
exquisito trabajo Tu voz, que ahora
importa sale a la luz y puede ser disfrutado por los amantes del verso.
En sus
finísimas páginas, de una musicalidad tenue, descubrimos al padre que mira en
silencio la cabellera vertical de las llamas; y a la madre, que arropa en la
cama a su hijo para preservarlo de los helores del invierno; y descubrimos
también la mesa donde el poeta escribe, que quizá será tocada por otras manos
(¿cuáles?) en un futuro en el que él ya no exista; y sentimos cómo los rayos
del sol acarician los visillos de la ventana y nos hacen pensar en la fugacidad
del tiempo y en el avance inexorable de la extinción; y leemos las emociones que
impregnan al autor cuando retorna a la vieja casa de su infancia y nota sus
perfumes nunca olvidados.
Todo en
este volumen es tiempo, reflexión y delicadeza. Todo es silencio lánguido de
quien recorre con sus ojos los paisajes de la infancia. Todo es recuerdo
melancólico de lo que fue, disfrute emocionado de lo que es (el amor, la
amistad, la luz) y aceptación estoica de lo que vendrá. Todo es sabiduría. Y
todo es, sobre todo, poesía.
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