viernes, 17 de enero de 2020

Mortales




Algunas personas, aficionadas a la física aplicada o al cachondeo irreverente, afirman que los 21 gramos que pierde el cuerpo humano al morir corroboran la existencia (y el abandono) del alma, que vendría de ese modo a pesar lo mismo que unas tijeras escolares o que la yema de un huevo. Pero el escritor lorquino Antonio J. Ruiz Munuera adopta ese mismo número con intenciones, aunque igual de mortuorias, menos irónicas: ofrecernos esa cantidad de relatos breves en un tomo que, editado por el sello MurciaLibro, ha quedado bautizado con el rótulo de Mortales (21 relatos de viaje al otro barrio).
Bastará considerar el título para intuir que su condición primera es el humor; y así es, en efecto. Un humor constante, variopinto y eficaz, que suprime toda la negritud del tema para dejarnos siempre una sonrisa instalada en el rostro, gracias a la eficacia de su dosificación y al gracejo que el relatista imprime a su sintaxis. Ilustrémonos con un único ejemplo, protagonizado por un rijoso que encuentra moderación para sus desmanes: “Mamerto sería recordado en el pueblo como una suerte de animalico que, en cada celo y desprovisto de conciencia moral, se dejaba arrastrar por sus instintos en pos de cualquier persona, bestia o cosa con la que aliviar sus embrutecidas pasiones. Por fortuna para la amenaza comunidad, la pertinente coz de una yegua mohína enfrió para siempre las calenturas del bárbaro, molesta por su falta de delicadeza en el cortejo. En la memoria popular se celebra la efeméride como un día con potra” (páginas 28-29).
Pero hay muchas más cosas en este volumen, aparte de humor. Hay una prosa excepcionalmente decantada; hay una auténtica explosión de vida (creo que el tomo es un canto a la joie de vivre, que dicen los franceses); hay secuencias en las que te sientes invitado a reflexionar sobre el sentido de la existencia; y hay (si nos detenemos también en la parte gráfica del libro) unas excelentes ilustraciones de Clara Hernández Arana, perfectamente imbricadas con el espíritu de los relatos.
Demasiadas bondades como para dejar pasar de largo esta obra.

1 comentario:

La Pelipequirroja del Gato Trotero dijo...

Bueno bueno, relatos y mundo paranormal, me siento como un niño e una juguetería 😁🥰💋