Doña
Eulalia, a quien todos en el pueblo llaman “la baronesa” pese a que el título
corresponde en realidad a su hermano, que vive en Madrid, es la mujer más
poderosa y respetada de la localidad. Desde su juventud mantiene una imagen
impoluta de dama chapada a la antigua, huérfana de modernidades, temerosa de
que el pecado entre en ella, amiga del obispo y de las fuerzas vivas y casada
con un hombre licencioso, que desde su desaparición no ha dejado más huella que
la hija común: Marina. Es, también, la protectora del hijo de un labriego, el
joven Sebastián, para quien la baronesa ansía la condición áurea de sacerdote.
Todo el rancio equilibrio de esta escena se quebrará estrepitosamente cuando la
dama descubra que su hija está embarazada, y que el padre no es otro que su
protegido Sebastián. ¿Cómo afrontar la indignidad que, en opinión de la
baronesa, comporta ese embarazo?
Muchos
años después, cuando doña Eulalia se encuentre ya en su lecho mortuorio y esté
a punto de entregar su alma a Dios, Marina querrá saber qué sucedió con su
hijo, que le fue arrebatado desde el mismo instante del nacimiento. Y escuchará
de labios de su madre una verdad que la estremece.
Novela de
aroma galdosiano (imposible no recordar a doña Perfecta), El secreto de la baronesa se ofrece como una narración atractiva,
en la que la intensidad del enigma se va dilatando de forma bien pautada y en
la que el final conmociona al lector con su sorpresa. Otra muestra del oficio
de Blasco Ibáñez, siempre eficaz en sus novelas cortas.
1 comentario:
¡Es una de mis elecciones para un Reto de Clásicos! Ya te dije en una ocasión lo mucho que me gusta la vida y obra de Don Vicent 🥰😅💋
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