martes, 14 de enero de 2020

Contrapunto




Sigo con mi apartado de relecturas para entrar en Contrapunto, de Aldous Huxley, en la traducción de Lino Novás Castro (Círculo de Lectores, Barcelona, 1966). Este magnífico texto sabe conjugar la técnica con el interés narrativo de una manera portentosa, y modula un tejido social y psicológico de incalculable riqueza: la inacción intelectual de Philip Quarles, el fascismo ecuestre y algo fanfarrón de Everard Webley, la genialidad provinciana de John Bidlake, el franciscanismo monetario de Burlap, la orfandad sentimental de Marjorie Carling y muchas cosas más.
Los parlamentos “filosóficos” mantenidos entre Philip, Rampion y Spandrell, que en manos de otro autor aburrirían hasta el bostezo, en Aldous Huxley me siguen gustando.
En suma, un recorrido placentero y excitante por el universo de unos personajes (o personas) que conmueven al lector.
Frases que subrayó en mi primera lectura o que subrayo en la segunda: “Un fin noble puede justificar medios vergonzosos. Pero cuando el fin es vergonzoso… ¿qué decir?”. “Cuando no se ha experimentado el fervor religioso, el creer en Dios no tiene sentido”. “La pintura es una rama de la sensualidad”. “Actualmente, la juventud se halla aburrida y cansada del mundo antes de llegar a la mayoría de edad”. “No puedo sufrir a los tontos de buena gana”. “La barbarie es inclinarse de un solo lado. Se puede ser un bárbaro del intelecto así como del cuerpo […]. La ciencia nos está haciendo ahora bárbaros del intelecto”. “Cuesta tanto trabajo escribir un libro malo como uno bueno; sale con la misma sinceridad del alma del autor”. “La naturaleza es monstruosamente injusta. No existe sustitutivo para el talento”. “En nuestros Parlamentos los derechos de la topografía son más fuertes que los del buen sentido”. “Todo el mundo se esfuerza por alcanzar la felicidad, y el resultado es que nadie es feliz”.

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