jueves, 1 de diciembre de 2022

Los reinos de papel

 


Nunca somos plenamente conscientes de en qué detalles o ambientes dejamos una huella de nuestra propia alma. Imagino que cada ser humano, como es lógico, dispondrá de su propio sistema para manifestarse o para abonarse a la eternidad. Por convención, podríamos admitir que los escritores lo hacen internamente en sus libros y externamente en sus bibliotecas: acaso esa afirmación no constituya una idea insensata. De ahí que una obra como Los reinos de papel, del madrileño Jesús Marchamalo (Siruela), que cuenta con el apoyo de la Fundación Miguel Delibes, se erija en mostración ejemplar de cómo algunos creadores han dibujado y compuesto en sus hogares ese espacio de libertad, belleza y cultura al que llamamos “biblioteca”.

De tal forma que, con el respaldo visual de unas preciosas imágenes, caminamos por los salones, buhardillas y gabinetes de gigantes de las letras como Bernardo Atxaga, Manuel Vicent, Antonio Colinas, Manuel Longares, Lorenzo Silva, Luis García Montero o el propio Miguel Delibes. Y nos enteramos de un impagable caudal de anécdotas, que complementan y mejoran nuestro conocimiento de todos ellos: que Julio Llamazares se inició en el mundo de la lectura devorando y cambiando novelitas del Oeste en los quioscos; que la Antagonía de Luis Goytisolo se gestó durante el confinamiento al que fue condenado en una cárcel franquista; que Félix de Azúa tomó prestado un ejemplar de Tristam Shandy en la casa de Juan Benet (quien se irritó, pensando que se lo había robado); que Luis Antonio de Villena ideó un truco para colocar tres franjas de libros en cada balda; que Vicente Molina Foix fue una de las personas que portaron el féretro de Vicente Aleixandre y que ama tanto los libros que “les ha puesto un piso”; o que Rosa Montero dispone de un autógrafo que Picasso le dedicó al padre de la escritora, que era torero.

Describiendo con cámaras y fotografiando con palabras, Jesús Marchamalo nos sigue ofreciendo una imagen cercana y distinta (detallada siempre, hermosa siempre) de muchos escritores a quienes leemos con admiración desde hace años.

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