Le
tomo prestado a mi mujer, de su mesilla, un libro de Alonso Palacios Rozalén
que se titula Historia del hombre que hablaba por los codos (y otros cuentos
imposibles), bellamente ilustrado por Miguel Calatayud y editado por el
sello Pearson Educación (2011). Y me siento muy feliz de haberlo hecho, porque
he disfrutado como un chiquillo con sus relatos.
La
idea vertebradora del volumen consiste en utilizar frases hechas, expresiones
coloquiales y fórmulas retóricas archiconocidas (subirse por las paredes, tener
el corazón en un puño, vivir en el quinto pino, dormir como un tronco, perder
la cabeza, tener muchos humos) para construir pequeñas historias o viñetas, en
las cuales se aprovechen, con humor y lirismo, las posibilidades argumentales de
tales enunciados. El resultado es una colección de apólogos llenos de chispa, surrealismo,
ingenio, guiños literarios y estupendas imágenes, que en cuestión de unos días
comenzaré a leer a mis hijos pequeños por las noches.
¿Para qué segmento de público está destinado el volumen? En la contraportada se indica que “a partir de 10 años”, pero les puedo asegurar que yo, que ya superé con holgura los 50, he sonreído, he disfrutado y he deseado que el tomo no llegase tan pronto a su conclusión. Porque (hay que decirlo con rotundidad) su manejo de la lengua es brillante. Y no me refiero a brillante “para estar destinado a niños”, sino brillante de forma absoluta, brillante para cualquier edad. Alonso Palacios es un escritor muy notable, que cautiva con la música de su prosa, tanto a niños como a mayores. Capítulos como la historia del hombre que se casó con lo puesto o la de la mujer que dormía a pierna suelta (por mencionar solamente dos casos, entre muchos posibles) habrían recibido el aplauso fervoroso y sonriente de Julio Cortázar. Y reciben, desde luego, el mío.
No hay comentarios:
Publicar un comentario