sábado, 27 de febrero de 2021

Nada más que Caín

 


Leo una propuesta teatral de la académica Carmen Conde, que está datada en 1960 y que le publicó la universidad de Murcia treinta y cinco años más tarde: Nada más que Caín. Me ha parecido un texto muy interesante, sobre todo por la forma en que la escritora se adentra en el personaje bíblico, el cual observa con estupor el desdén que Yahvé le escupe, sin que acierte a comprender la causa de ese odio. ¿Por qué ha de ser amado su hermano, que se limita a dejar que sus ovejas pasten a su antojo, sin dedicarles ni un minuto de cuidados? ¿Y por qué no aprecia Dios su esfuerzo interminable y laborioso como labrador y recolector de frutos? A pesar de sus continuas preguntas, el atormentado Caín no recibe ni la menor respuesta. Pero hay otro interrogante que lo mantiene angustiado y perplejo: si los dos hijos de Adán y Eva han nacido tras la expulsión del Edén, ¿acaso serán ellos parte del castigo y de la maldición de Dios?

Este planteamiento, sobrecogedor y admirable, pierde brillo en su tramo final (así lo creo), porque la autora se deja llevar por el ambiente de la época (una mezcla de apocalipsis nuclear y espacial) y tizna de moralinas la tortura de su personaje.

En todo caso, siempre se encuentran en los libros de Carmen Conde las suficientes bellezas como para celebrar el tiempo que se dedica a su lectura.

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