lunes, 15 de febrero de 2021

Elena Ossorio

 


Cuando cayó en mis manos esta pequeña obra teatral y leí el nombre que servía de título (Elena Ossorio), de inmediato me acudieron a la mente todas las noticias que sobre ella tenía, derivadas de su relación sentimental con Lope de Vega. Pero la sorpresa mayor fue cuando me fijé en el nombre del autor (“Luis Escobar”) y me vino una pregunta a la mente. ¿Sería el actor, al que conocía por La escopeta nacional y, sobre todo, por su simpático papel en La colmena? Un paseo por los laberintos de Internet me confirmó que sí.

La obra me ha gustado mucho. He visto en ella a un Lope pasional y caprichoso, que se enamora de Elena cuando la sabe en posesión de otros hombres (el duque o, algo más adelante, don Antonio) y que, entronizado en su corazón, la termina por abandonar con todas las buenas palabras que un poeta sabe esgrimir en los momentos más delicados. De hecho, cuando el Fénix tiene que justificar (y aun justificarse) el abandono, lo hace con un parlamento que parece sacrificio o reflexión, pero que en realidad encubre la auténtica razón (la boda que planea con Isabel de Urbina): “La dejo porque la pasión tiene una vida corta; porque nos hemos quemado en nuestro propio fuego. La dejo porque sería capaz de morir por ella, pero soy incapaz de vivir para ella”). Y tampoco es desdeñable la frase que el poeta desliza en los oídos de su rival amoroso: “¿Quién puede decir: conozco a una persona? ¿Qué eternidad no haría falta?”.

Espléndida la construcción de todos los personajes (la poliédrica Elena, el voluble Lope, la sibilina Gerarda, el ponderado don Antonio, el rastrero Jerónimo) y buen equilibrio en el argumento, donde amor, venganza, celos, tramas palatinas y tristeza se combinan maravillosamente.

1 comentario:

josé maría dijo...

Me gusta. Una obra bien armada