miércoles, 24 de febrero de 2021

Cartas de amor a Ofelia

 


Me leo las Cartas de amor a Ofelia, de Fernando Pessoa, que traduce Ángel Crespo (Ediciones B). Y la verdad es que, más que cartas, me han parecido un horario de autobuses: constantemente está el escritor diciéndole a la chica que pasará por su calle a tal hora o a tal otra (con una exactitud maniática); y que se asome a la ventana para verlo. Es un detalle anecdótico, se me dirá, pero lo cierto es que cuando se repite docenas de veces fatiga al más pintado.

He sabido en estas páginas de algunos dolores de cabeza del portugués; he conocido su esperanza (trivial, pero sin duda humana) de ganar un concurso de charadas (con el seudónimo de Mr. Crosse); me ha horripilado la ridiculez balbuciente de la carta 24 (sí que es verdad que, repitiendo al propio Pessoa, todas las cartas de amor son ridículas, pero es que algunas ingresan de forma holgada en el esperpento); y también he alcanzado a vislumbrar la poesía de la misiva 45… Pero en conjunto ha sido un libro más bien decepcionante.

Subrayo en el tomo una frase: “Me gustaría darte un beso en la boca, con exactitud y golosina”.

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