En
el año 2009, el escritor Joaquín Piqueras obtuvo el accésit del premio de
poesía Ciudad de Palma de Mallorca y, unos meses más tarde, apareció publicada
la obra con el título de Tomas falsas (V.O.). Imagino que debí de leerla
allá por la Navidad de 2010, así que me parece un buen momento para repasar sus
páginas y volver a encontrarme con sus versos.
El
resultado, huelga decirlo, es memorable. Utilizando títulos de películas como
rótulos para sus composiciones, Joaquín nos traslada un muestrario de textos
que impresionan y anonadan: un exabrupto doméstico que el tiempo colorea de
amarga remembranza (“El regador regado”); el resumen de una infancia gris, que
puede contemplarse como imagen de muchas otras (“El chico”); la angustia
fronteriza que nos asalta cuando llegamos a la línea final que nos separa de la
muerte (“Solo ante el peligro”); la gratitud y la autonomía, luchando dentro
del corazón (“El hombre que mató a Liberty Balance”); variaciones sobre Teresa
de Cepeda (“El hombre elefante”); o complementos actualizados para el “beato
sillón” guilleniano (“Con los ojos cerrados”) o la famosa improvisación de
Rutger Hauer (“Llueve sobre mi corazón”). Y cómo decir lo maravilloso que es el
poema “Cinema Paradiso” o la tensa intensidad del majestuoso “Vivir rodando”.
Una obra sin duda imperecedera, que he releído con auténtico placer.
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