martes, 28 de febrero de 2023

En la otra habitación

 


Una madre y una hija, frente a frente. Son (y se saben) muy distintas. La madre, Paula, es una mujer que ha saltado los cuarenta, es profesora de Arte Dramático y sigue siendo muy atractiva. La hija, Amanda, tiene exceso de peso, viste de una forma desaliñada y exhibe la hurañía de quien no es feliz, porque se minusvalora. Existen entre ellas viejas cuentas sin resolver, que la situación dramática de En la otra habitación pone de manifiesto desde sus primeras páginas: cuando Paula le confiesa a su hija que está esperando a un amante (el primero con el que piensa engañar a su esposo), Amanda mostrará su rechazo, su perplejidad y su ira, que se acrecienta cuando se entera de la identidad del chico: un alumno de tercero de Dirección. ¿Cómo es posible que su madre esté dispuesta a arriesgar la estabilidad de su matrimonio… por un gilipollas (es el sustantivo que la joven emplea)? En el diálogo, tenso, cortante, ofensivo, que se desarrolla entre ellas descubriremos los traumas de infancia de Amanda, su actual bulimia, el desprecio que siente por esos hombres que no ven más allá de lo físico; y también descubriremos cómo Paula ha ido tramando su relación con Mario, cómo se ha ido endureciendo desde el punto de vista personal y profesional para alcanzar el éxito en un mundo de hombres dominantes… Y en medio, como una bisagra, la presencia de Mario, que las vincula de un modo mucho más directo de lo que Paula podía imaginar al principio de la conversación.

Paloma Pedrero consigue, no solamente dibujar a la perfección dos maneras de enfrentarse a la existencia, sino dos temperamentos que, nutridos por la misma sangre, pero distintos (y distantes) en todo lo demás, se ven abocados al choque.

Absorbente y desasosegante.

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