Existe
una estirpe de libros (de reducido número, pero de poderío vigoroso) que, lejos
de limitarse a plantearnos historias o emociones, nos trasladan una cosmogonía.
Es decir, una plétora de ideas, caminos, intuiciones, tanteos y luces, que se
amalgaman ante los ojos (y dentro también de los ojos) del lector. Son
volúmenes que se resisten a las etiquetas y que, como potros, corcovean y dan
brincos en direcciones inesperadas. Yo acabo de leer uno de esos tomos. Se
titula Cronopios y aparece firmado por Bartolo Burceña Hilló, que no es
sino el disfraz bajo el que sonríe Luis Pereda Ortiz del Río.
¿Es
un libro en prosa? Sí. ¿Es un libro en verso? También. ¿Es narrativa? No se
puede dudar. ¿Es filosofía? No me atrevería a negarlo. ¿Es ensayo? Muchas de
sus páginas se inscriben en esa línea. ¿Es humor? Imposible no admitirlo. Bien,
pero entonces, ¿qué etiqueta es la que conviene adjudicarle? Vive Dios que
ninguna. Recordemos la sentencia de Ramón Gómez de la Serna: que en cuanto
advirtamos que alguien nos quiere adherir alguna escapemos a correr. Eso hace
este Cronopios, que es libro cortazariano, juguetón y extravagante (en
el sentido etimológico: que circula por veredas infrecuentes). En sus 264
páginas hierve un mundo de bichitos azul-Bilbao, un burbujeo continuo de
autores y libros, un análisis de los famas campanarios, diatribas contra los
críticos literarios, los conferenciantes y los poetas que apedrean a los
lectores con sus blogs (véanse las demoledoras páginas que van de la 34 a la
38), búsquedas de una hipotética definición perfecta de la poesía, disección
implacable de los “tuertulianos” (a los que define en la página 115 como “virus
parlantes que se ganan la vida infectando los medios de comunicación”) o los
“nationalistos” (la sátira que dedica a los “gudaris de salón” es memorable),
dibujos ingeniosos… Yo qué sé.
Una
simple enumeración de todas las sorpresas que este libro acumula requeriría
media docena de folios. No caeré en tamaña torpeza. Dejaré que cada lector
llegue a descubrirlas por sí mismo. Es lo más honesto y lo más gratificante.
Prepárense. Leerán pocos libros como este.
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