Pendiente
de afrontar los “libros mayores” de Robert Graves, me distraigo hoy con una
narración juvenil muy amena y agradable que, con el título de El castillo
antiguo, publica El Aleph (traducción de Susana Rodríguez-Vida e
ilustraciones de Elizabeth Graves). En ella, el novelista de Wimbledon nos pide
que acudamos al castillo de Lambuck, situado entre Bristol y Chester, donde
trabaja como guardián el antiguo sargento George Harington, un veterano de
guerra que perdió un brazo luchando contra los alemanes y que ahora cría a su
hijo Giles. Se trata de un hombre tranquilo, ordenado y cumplidor, pero cuya
honorabilidad es puesta en duda por el miserable Slark, que lo difama ante sir
Anderson Wigg. A partir de ese señalamiento comenzará un auténtico calvario
para el bueno de Harington, que tendrá que demostrar su inocencia ante su
antiguo coronel, el gobernador lord Badger. A la vez, y como colofón de la
historia, se añade un espectacular descubrimiento dentro del castillo de
Lambuck, que hará las delicias de los lectores y que yo, discúlpenme, no voy a
detallar.
Eficaz y nítido en el manejo de la prosa, Graves logra componer en estas páginas (“algo más que un relato para niños”, se lee con justicia en la contraportada) una historia que conjuga lo mejor de los relatos infantiles (sorpresas, emociones) con lo mejor de las novelas para adultos (análisis del corazón humano, descripciones magníficas). El resultado es un libro estupendo, que me ha gustado conocer.
No hay comentarios:
Publicar un comentario