Intentando resarcirme de mi última experiencia con sus obras,
leo este Vuelo sobre el océano, de
Bertolt Brecht, traducido por Miguel Sáenz (Alianza Editorial, 2000). Es un
breve canto a la proeza técnica y humana del capitán Talycual, un aviador
norteamericano que en el año 1927 se desplazó desde los Estados Unidos hasta
Europa, enfrentándose a Dios, la naturaleza y la propia debilidad humana. No
hace falta ser un erudito, ciertamente, para recordar el verdadero nombre de
aquel aviador.
¿Méritos literarios de la obra? Pues la verdad es que no le encuentro ninguno. A Brecht lo he leído siempre con admiración, pero las sensaciones que me he llevado con esta obra son altamente decepcionantes. Se me antoja una ñoñada lírico-marxista que se derrumba por su propio peso. Dentro de un tiempo volveré a otra de sus piezas, para quitarme este sabor de boca.
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