domingo, 11 de abril de 2021

Cuentos del libro de la noche

 


José María Merino es uno de los mejores narradores vivos con los que cuenta España. Partiendo de ese punto (que para mí admite poca discusión), lo normal es que cualquier libro suyo que se decida leer depare felicidad al lector. Así me ha ocurrido con estos Cuentos del libro de la noche (Alfaguara, 2005), una generosa colección de 85 historias breves con la que he pasado unas horas deliciosas, gracias a la versatilidad, el humor, la brillantez léxica y el dominio literario del escritor gallego.

En pocas líneas (es raro el cuento que sobrepasa las dos páginas), nos habla de la existencia de un mundo en sombra, que cohabita con el nuestro y que acaso lo complementa (“Página primera”, “Las doce”); nos sorprende registrando el modo en que nuestra imagen en el espejo se rebela contra nosotros y nos lanza su desprecio (“Divorcio”) o la forma en que nos regala imágenes inquietantes que no resulta fácil admitir (“Andrómeda”); nos atasca la garganta explicándonos el modo truculento en que una obsesión puede sobrepasar los límites (“Simetría bilateral”); nos regala actualizaciones dislocadas de mitos clásicos (“La vuelta a casa”); nos hace pasar de la angustia al humor en cuestión de segundos (“Mosca”); nos pone ante los ojos la posibilidad angustiosa de que todas las personas a nuestro alrededor comiencen a expresarse en un idioma que no entendemos, durante una jornada fantasmal (“Los signos ordinarios”); nos eriza la piel hablándonos de los extraños animales que pueden asaltar al solitario ocupante de un vagón de metro, en plena noche (“Madrugada”); o nos presenta un relato tan maravilloso como “Cuento de hadas”, que combina el azúcar y las lágrimas para resumirnos la más increíble de las historias de amor.

El que sabe, sabe. Y José María Merino sabe muchísimo. Es un maestro.

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