miércoles, 7 de abril de 2021

El terror inmóvil

 


Vuelvo al teatro de Antonio Buero Vallejo para conocer los entresijos de su obra El terror inmóvil, en la edición que preparó el profesor Mariano de Paco para la universidad de Murcia en el año 1979.

He conocido en sus páginas la historia de Álvaro, un hombre taciturno que, tras su boda con Luisa, vio nacer a un hijo indeseado. Casi de inmediato descubrimos que él, realmente, a quien amaba era a su actual cuñada Clara, casada ahora con el fotógrafo Regino. Luisa no desea otra cosa que hacer feliz a su marido, y parece dispuesta a transigir con todas sus extravagancias y a aceptar todas sus coces (que no son pocas ni suaves); pero una de ellas le duele de manera especial: que su esposo muestre tan poco amor por su hijo y que lleve esa animadversión hasta el punto de no dejar que al bebé le hagan fotografías. Cuando la criatura ya se ha convertido en un niño, su salud (más bien quebradiza desde su nacimiento) se acaba; y el chico muere. Álvaro, perturbado entonces por una especie de locura furiosa, se hace una fotografía con él muerto en brazos.

Siendo sinceros, la trama es bastante simple y de corto alcance; y solamente la destreza escénica del autor de Guadalajara mantiene viva la obra. Aporta algunos instantes emotivos y de buena densidad psicológica, pero en su conjunto no se trata de una de las obras mayores de Buero.

Tosamos con discreción y pasemos a otro asunto.

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