Siento una gran admiración por la forma en que Isaac Bashevis
Singer cuenta sus historias, así que he decidido adentrarme en otro de sus
libros, que se titula Una boda en
Brownsville y que, traducido por Juan del Solar y Patricia Cruzalegui, leo
en una vieja y entrañable edición del sello Bruguera.
Allí me estaban esperando, con esa paciencia silente que
tienen los libros, las añagazas del astuto Alchonon (quien finge ser un demonio
para meterse en la cama de la atractiva Taibele); la tristeza enana de Motie,
que se deprime con las bromas desdeñosas de su mujer; la excitación sexual que
experimenta con la sangre la bravía Risha y que la lleva a ser infiel a su
marido con un carnicero (este relato haría las delicias de cualquier
psicoanalista); la anonadante experiencia que sufre la niña Simmele, en la cual
se reencarna el espíritu de la fallecida Esther Kreindel; el estúpido crimen
equivocado que comete Leibele; o la forma dulce en que un sastre y su esposa
terminan muriendo juntos. Todas son narraciones en las que el poderío del autor
te mantiene con los ojos y el cerebro pendientes de la historia, deseando
conocer sus pormenores y hechizado por el ritmo de su contar.
Pero el aplauso se vuelve ovación puesto en pie ante textos
como “Una boda en Brownsville” (en la que el médico judío Salomón Margolin
reencuentra a su amada de juventud , a la que creía asesinada por los nazis; y,
aunque sospecha que ella no es más que un fantasma que ignora su muerte, decide
quedarse a su lado), “Zeidlus el Papa” (donde un arrogante teólogo es engañado
por el Diablo para que se convierta al cristianismo) y, sobre todo, “Yentl, el
muchacho de la yeshiva” (que se hizo muy popular por su versión
cinematográfica, protagonizada por Barbra Streisand).
En resumen: que tengo que perseverar en la búsqueda de más libros de Isaac Bashevis Singer, vive Dios. Me encanta su prosa.
1 comentario:
Pues que viva Dios para mí también, has despertado todas mi curiosidad 🤗💋
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