lunes, 17 de febrero de 2020

El estado de sitio




Termino la obra teatral El estado de sitio, de mi adorado Albert Camus, que se ambienta en Cádiz y que nos explica de una manera poética una epidemia de peste en la ciudad.
Es una pieza que se lee con agrado y con admiración literaria, pero sospecho que verla representada debe de ser menos admirable, porque sus figuras (Nada, Diego y Victoria) son preciosos ángeles con las alas de mármol: bellísimos, pero quizá no airosos de vuelo. Es lo malo que tiene buena parte del teatro simbólico e ideológico: que sus diálogos son hermosos, mas no creíbles. Parece como si los personajes se enzarzasen en un fuego cruzado de sentencias y aforismos que, a la larga, desmotivan al lector.
Subrayo muchas frases en el tomo, de las cuales doy aquí un pequeño resumen: “He conservado mi libertad de despreciar”. “Yo no concibo la inactividad más que en los cuarteles y en las listas de espera”. “No insista. Tengo un carácter débil”. “Vivir y morir son dos deshonras”. “Yo tengo la mirada fija del que manda”. “Ningún hombre tiene bastante virtud para que pueda consentírsele el poder absoluto”.

1 comentario:

La Pelipequirroja del Gato Trotero dijo...

Creo que somos muchos los amantes y adoradores de Camus, oh sí.

Besitos 💋💋💋