lunes, 3 de febrero de 2020

Al final del trayecto




En el año 1997, el caravaqueño Luis Leante vio publicada su obra Al final del trayecto, con la que había obtenido el premio Odaluna de novela. Se trataba (si no me falla la memoria) de su cuarto libro editado.
El protagonista es un hombre llamado Pablo, antiguo integrante de la División Azul, que llega al pueblo de Moravia, y cuya vida se nos va desgranando con indagaciones hacia atrás y hacia delante en el tiempo. El autor distribuye cada capítulo en tres planos: el que nos relata la actualidad, el que nos habla de los años del pueblo y el que nos refiere las vivencias en Rusia. Quizá lo mejor de la obra sea la forma en que Luis Leante crea la atmósfera insana y claustrofóbica del encierro de Pablo: hay momentos en que resulta terrorífico imaginar el día a día de este personaje (sobre todo cuando, tumbado en su cama, “piensa en el otoño, en su oscuridad y en su silencio, y piensa en la noche de todas las noches, en la noche del fin del mundo, y se siente como una momia inflada, resucitada de la nada. Y siente el peso de sus huesos y la tensión de sus venas y las motas de polvo posándose sobre él y sobre la cama y sobre el suelo y sobre las miles de telarañas que se aprietan en el interior del cuarto”, pp.175-176).
Todas las ignominias de la guerra, toda su mezquindad y todo su horror flotan en estas páginas como lo haría un aceite maloliente en las aguas del puerto.
Un Luis Leante musculoso desde el punto de vista técnico, convincente desde el punto de vista argumental y seductor desde el punto de vista literario. ¿Se puede pedir más?

1 comentario:

La Pelipequirroja del Gato Trotero dijo...

En cuanto he leído "División azul" se me han puesto los ojos como platos, no me canso de estas historias, de limpiar si, pero de leer, nunca 😂😂😂💋