jueves, 27 de febrero de 2020

El drama oculto




Leo con interés un volumen de análisis psicológicos sobre Luis Buñuel, Salvador Dalí, Manuel de Falla, Federico García Lorca e Ignacio Sánchez Mejías, que lleva por título El drama oculto y del que es autor Emilio Valdivielso Miquel (Ediciones de La Torre, Madrid, 1992).
En sus páginas descubro detalles que ignoraba, como lo retorcidos que eran los sueños de Buñuel y su animadversión brutal hacia los homosexuales (pensaba que el retrato que sobre él trazaba Juan Manuel de Prada en Las máscaras del héroe tenía un poco de novelesco e hiperbólico); de Dalí corroboro que se trataba de un simple muñeco en las manos de Gala (por la que Valdivielso muestra una repugnancia extrema, que no se molesta en disimular); de Falla me sorprende un poco su religiosidad pacata, de la que tenía algunas noticias parciales; de Sánchez Mejías me anonada su elevada cultura; y de Federico García Lorca no recibo ninguna información nueva (lo cual resulta lógico, tras haber leído varios libros enjundiosos sobre él, firmados por Ian Gibson y otros autores).
Hasta ahí, todo fenomenal y digno de aplauso.
El problema viene cuando, caminando por las páginas del libro, me encuentro con los abundantes disparates ortográficos que lo salpican y afean: “urgar” (p.11), “provó” (p.21), “extremecedora” (p.137), etc. Lástima que la editorial no contase con un digno corrector de pruebas, o que el autor andase tan ciego a la hora de repasar las galeradas.

1 comentario:

La Pelipequirroja del Gato Trotero dijo...

¡Virgen del amor hermoso! Eso no son errores ortográficos, son atentados terroristas contra el lenguaje, armas de destrucción masiva para la literatura 🤯😵🤬